lunes, 16 de marzo de 2009

Miraflores, 13 de enero de 1941

Mi muy estimado y distinguido amigo señor doctor Bianchini:

En primer lugar, mi vivo y hondo agradecimiento por sus cordiales y amables palabras de condolencia, tan sinceramente enviadas y muy sinceramente recibidas, ya que, entre mis cuatro hermanos, el muerto fue mi mejor amigo. Otra vez, doctor, muchas gracias.

Finalmente le expreso mi gratitud por sus bondades en cuanto se refiere a los trabajos del señor ingeniero Silva. Mañana o pasado lo llamaré.

[Ilegible]... pedirle un servicio y a ello me obliga el alza, ya catastrófica, de los materiales de imprenta. Ha llegado a tal punto, que es imposible incrementar el tiraje, a pesar de que yo estaría obligado a ello, pues tengo fuerte demanda. Pero en cada ejemplar perdería un poco más de cuatro centavos. Y no hay publicidad. Pero la cosa no tiene remedio y no hay más solución que hacerle frente. Es el caso que necesito dos mil soles entre hoy y mañana. Y he pensado que usted puede hacerme el servicio de adelantármelos. Me permito proponerle la siguiente operación. Entre el primero de febrero y el 29 de marzo de este año, debo recibir, por mano de usted, las siguientes sumas:

Cuatro sábados de febrero 1600

Cinco sábados de marzo 2000

Por ejemplares de febrero 160

Por ejemplares de marzo 200

Por el aviso de febrero 160

Por el aviso de marzo 160

Son cuatro mil doscientos ochenta soles oro. Me haría usted un señaladísimo servicio si, de tal suma, me pagara dos mil en diez semanas de doscientos soles cada una, a partir del sábado 25 del mes en curso y me anticipase, ahora, dos mil doscientos ochenta. De ese modo, resuelvo la crisis del momento y hago frente a la que viene, a base de los doscientos soles semanales del saldo. Tengo, doctor, la firme esperanza de que le será posible prestarme este nuevo servicio. En cuanto usted indique, le remitiré las facturas.

Por ello, le anticipo mi agradecimiento.

Me complace mucho que los últimos números le hayan gustado particularmente. Ojalá sea posible mantener el tono.

Con mis mejores votos por su salud, le estrecho la mano y quedo, siempre, reiterándole mi deferencia, como su servidor y amigo.

Al Señor Doctor

Don Gino Bianchini

Lima

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